...que tu humedad me salve de morir carbonizada...
Mar Ruiz México
12 de agosto de 2011
Noche III
La saliva de la noche
se desliza en las caderas de la soledad,
le acaricia los pezones
succiona sus recuerdos
se los bebe en los segundos,
muerde su ombligo,
le humedece la entrepierna,
queda infinita, penetrada,
eyaculando imágenes nocturnas.
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