12 de agosto de 2011

Noche III



La saliva de la noche

se desliza en las caderas de la soledad,

le acaricia los pezones

succiona sus recuerdos

se los bebe en los segundos,

muerde su ombligo,

le humedece la entrepierna,

queda infinita, penetrada,

eyaculando imágenes nocturnas.